Salud y Vida
Depresión estacional: los efectos de la primavera en salud mental
Al llegar la primavera los días se alargan, la naturaleza florece y es común que las personas salgan a disfrutar de los días de sol. Sin embargo, también existen quienes -por el contrario- sienten cambios emocionales y tintes negativos en su estado de ánimo. Esto, producto del Trastorno Afectivo Estacional, un tipo de depresión que se da con los cambios estacionales abruptos, como son el inicio de la temporada primavera-verano y del otoño e invierno.
Así lo explica el psicólogo y académico de la Universidad San Sebastián, Gabriel Urzúa, director de carrera de Psicología Advance. “Tiene la sintomatología asociada a un trastorno depresivo: produce un bajo estado de ánimo, anhedonia o incapacidad para experimentar placer, la pérdida de interés o satisfacción al realizar actividades”. Además, señala que en invierno se suele sentir mucho sueño y ansiedad por comer, mientras que en primavera se produce lo contrario: dificultad para conciliar el sueño, inapetencia y baja de peso.
La prevalencia de depresión estacional está más asociada a personas que ya tienen de base algún tipo de trastorno del ánimo, a mujeres y a aquellos que viven alejados del eje del Ecuador o cerca de los polos. “No hay un único factor que explica el trastorno, pero algo que está claro, es que la luminosidad es la razón que impacta en esta afección mental”, asegura. Los cambios de estación generan modificaciones biológicas, como la caída en los niveles de serotonina, y desequilibrios en los niveles de melatonina, lo que influye en estos cambios de estado de ánimo, afectando por ejemplo los ciclos de sueño-vigilia, explica Urzúa, pero también hay otros factores asociados a cuestiones más psicosociales.
“La primavera para un grupo de personas se asocia más bien a angustia y no a felicidad, como ocurre con la mayoría de la gente, incluso se ha constatado que la conducta suicida aumenta de manera considerable. En este sentido, eventos como Fiestas Patrias, Navidad o Año Nuevo son también factores estresores para algunas personas; más que ser un elemento de placer y satisfacción, impacta negativamente en sus estado de ánimo”.
A esto, indica el académico, sumamos otros factores como la incidencia de la pandemia por COVID-19 que ha afectado al mundo los últimos tres años, el aislamiento físico, la incertidumbre laboral y económica, la guerra, la delincuencia, entre otros, que operan también como elementos gatillantes que aumentarían las posibilidades de que este síndrome de depresión estacional haga su aparición.
Tratar la depresión estacional
El tratamiento para este tipo de depresión debe abordarse con anticipación, explica Urzúa: “se trabaja temas de luminosidad, por ejemplo, se recomienda dejar las cortinas cerradas hasta mediodía, usar lentes de sol, etc. Lo contrario, para quienes sufren del trastorno en invierno, se trabaja con un foco que extiende la luz por 30 o 40 minutos respecto a lo natural”. Sin embargo, dice “esto es un complemento de la psicoterapia, y en casos más severos también se indica el uso de fármacos”.
Por eso, antes de llegar a una etapa severa de esta depresión, es importante estar atentos a la sintomatología y buscar ayuda en una etapa temprana, antes de que el cuadro depresivo se agudice a procesos más complejos. “Si tengo cansancio crónico, si duermo 14 o 16 horas, si tengo desgano o no siento satisfacción, debería acudir a un especialista”, señala el psicólogo.
Salud y Vida
Picaduras de abejas y avispas: Cómo reconocer si se trata de una reacción alérgica grave
La mayor presencia de insectos en el ambiente y el aumento de personas que realizan actividades al aire libre hacen que esta época del año sea el periodo con más consultas por picaduras de abeja o avispa. Si bien la mayoría de estas picaduras no son peligrosas y causan solo inflamación, dolor y enrojecimiento en la zona afectada, hay personas que desarrollan reacciones alérgicas al veneno inyectable que, en los casos más graves, requerirán de tratamientos de urgencia.
Según explicó Jéssica Salinas, inmunóloga de Clínica MEDS, “la alergia al veneno de abejas y avispas es un fenómeno bastante frecuente. Se estima que más del 95% de la población ha sido picado alguna vez por alguno de estos insectos. Las personas que desarrollan alergia al veneno son las menos, sobre todo las alergias más severas. Sin embargo, hay casos que pueden ser muy peligrosos y que se requiere actuar a tiempo”.
Por lo general, la mayoría de las picaduras provocadas por estos insectos generan una reacción inflamatoria que desaparece en 48 horas y que no requiere consulta médica. Hay algunos casos en los que se presentan reacciones moderadas, como enrojecimiento extremo o hinchazón en el lugar de la picadura que se extiende en los días posteriores, pero que tienden a resolverse entre cinco a diez días. Sin embargo, el panorama cambia cuando aparecen reacciones cutáneas como urticaria y picazón, dificultad para respirar, inflamación de la garganta y la lengua, pulso débil, náuseas, desmayos y pérdida de conciencia.
La especialista agregó que “la anafilaxia por veneno de abejas y avispas es bien conocida y bastante atemorizante. Esta es la reacción alérgica más severa que puede presentar una persona, donde aparte de tener ronchas, hincharse los ojos y los labios, puede tener compromisos respiratorios como una crisis obstructiva o crisis asmática, que puede hacer bajar la presión y caer en shock”.
Si bien las picaduras de abejas y avispas pueden provocar reacciones locales y otras sistémicas, la doctora Salinas explicó que ante una sospecha de anafilaxia se debe acudir rápidamente a un servicio de urgencias para evaluar el caso y así lograr un diagnóstico adecuado. “Esta reacción es la más temida y es la que más nos tiene que preocupar para que se trate proactivamente. Vale decir, cualquier persona que ha tenido una reacción alérgica severa debe consultar para tener las medidas de tratamiento en caso de una nueva picadura, ya sea con antialérgicos y, sobre todo, con la adrenalina autoinyectable que debe ser entrenada en su uso”, aseguró.
Como tratamiento de fondo y ya más preventivo ante reacciones severas por picadura, la facultativa de Clínica MEDS explicó que “también existe la inmunoterapia específica. Esto consiste en administrar dosis pequeñas y crecientes de este veneno para que el paciente vaya generando anticuerpos y así evitar nuevas reacciones de este nivel de severidad. Este es un tratamiento a largo plazo, que ha demostrado ser muy efectivo en la reducción de riesgos de reacción severa frente a la picadura de insectos”.
Salud y Vida
Semana de la Salud Mental: la importancia de acompañar a niñas, niños y adolescentes
En el transcurso del último año, las interacciones de Fonoinfancia con adolescentes y jóvenes entre 12 y 17 años, evidencian como motivo de consulta repetitivo malestares asociados a sintomatología ansiosa y depresiva (tristeza, decaimiento, ansiedad, pensamientos rumiantes, deseos de morir e ideación suicida, entre otros). En sus relatos –y transversal a los motivos de consulta– destacan sensaciones de soledad, aislamiento, dificultad para hablar de lo que les ocurre y pedir ayuda.
Esto último se relacionaría, por un lado, con la percepción de un mundo adulto hostil, en donde madres, padres, cuidadores y/o adultas/os cercanas/os no se identificarían como figuras disponibles emocionalmente. Más bien, serían percibidas como personas que toman una perspectiva juiciosa y crítica ante sus conflictos y con los cuales la comunicación se volvería amenazante. Y, por otro lado, está la percepción de sus conflictos como algo molesto y problemático para las adultas/os, a los que ya se les percibiría suficientemente estresados y agobiados por las exigencias del día a día.
En ambas situaciones subyace la idea de que sus inquietudes, afectos y/o malestares deben ser resueltos en soledad, sin la ayuda de madres, padres y/o adultos cercanos que puedan orientar acciones concretas en caso de ser necesario. Lo que parece más alarmante de esta situación, es que deja a las y los adolescentes muy aislados de sus redes de apoyo más próximas.
Creemos relevante y urgente que adultas y adultos nos hagamos parte del cuidado de la salud mental de niñas, niños y adolescentes, generando acciones para acortar las barreras de acceso a sus entornos más inmediatos de apoyo (familiares, escolares, comunales). Así como también informándonos, habilitándonos y disponiéndonos a acoger de manera oportuna y sensible no solo sus inquietudes y malestares, sino también sus ideas, deseos y singulares maneras de percibir y habitar sus entornos.
Para ello, y a propósito de la experiencia proporcionada por los contactos que a diario sostenemos con adultas/os, niñas, niños y adolescentes, es que nos parece vital propiciar espacios de encuentro y comunicación en familia. Incluyendo un lenguaje emocional en las conversaciones que facilite el hablar de cómo cada una/o se siente respecto de distintas situaciones, dando espacio también para el disentimiento, las emociones incómodas y temáticas relacionadas con la salud mental.
Es importante que estos temas dejen de ser un tabú y se hablen en las familias, contribuyendo con eso a derribar mitos y prejuicios entorno a la salud mental que pudieran convertirse en barreras para pedir ayuda. Es por eso que no da lo mismo qué y cómo conversar. El interesarnos genuinamente por las perspectivas y singularidades de niñas, niños y adolescentes, evitar hacer juicios de valor sobre temáticas de su interés o conflictos, son medidas que cuidan y protegen.
Por otro lado, disponer, facilitar y alentar espacios de participación y pertenencia (deportes, actividades escolares, comunitarias, barriales, culturales, etc.) también promueve la salud mental, sobre todo en adolescentes y jóvenes. No debemos obviar que uno de los desafíos de la adolescencia es la construcción de la propia identidad y para ello es deseable que participen de espacios en donde se sientan escuchadas/os, validadas/os, puedan identificarse y/o diferenciarse de y con otras/os, descubran distintas maneras de hacerse parte de la sociedad y generar cambios.
Por último, es fundamental identificar cuándo es necesario pedir ayuda profesional. Es esperable que niñas, niños y adolescentes presenten malestar ante crisis vitales normativas o emergentes. Sin embargo, si este persiste en el tiempo y/o es muy intenso, es importante consultar y pedir ayuda especializada. Por esto, las adultas y adultos que se vinculan cotidianamente con ellas/os, debemos estar atentas/os a cambios bruscos de ánimo o comportamiento que persistan por más de dos semanas, ya que podrían requerir de ayuda especializada ya sean, por ejemplo, modificaciones en los patrones de sueño, alimentación, rendimiento escolar, conductas de riesgo, autolesiones e ideas de muerte.
Si tienes dudas respecto del bienestar emocional de niñas, niños y adolescentes, puedes contactarte a Fonoinfancia de lunes a viernes de 8:30 a 19:00 hrs. Llamando al 800 200 818 o ingresando a www.fonoinfancia.cl. Un equipo de psicólogas y psicólogos expertos en crianza, niñez y familia está disponible para acompañarte.
Bárbara Veloso Castro, psicóloga del Programa Fonoinfancia, departamento de Promoción y Fonoinfancia, Dirección de Promoción y Protección de la Infancia, Fundación Integra.
Nacional
COVID-19: MINSAL confirma baja del 31% de casos activos en dos semanas
El Ministerio de Salud informó que los casos nuevos de Covid-19 a nivel nacional disminuyen en 8,8% en la última semana, mientras que en los últimos 14 días se reducen en 31,9%. Además, catorce regiones reducen sus casos en los últimos siete días y todas en los últimos catorce días.
El reporte de casos de este miércoles 8 de febrero registra 1.819 casos nuevos de COVID-19, con una positividad de 9,14% en las últimas 24 horas a nivel nacional, con 12.334 exámenes, PCR y test de antígeno. La positividad diaria en la Región Metropolitana es de 8,27%.
Según toma de muestra, las regiones con mayor positividad en la última semana son Aysén, O’Higgins, Biobío y Ñuble.
En tanto, la región de Atacama tiene la tasa de incidencia actual más alta por 100 mil habitantes, seguida por Ñuble, Los Ríos y Biobío.
La cifra total de personas que han sido diagnosticadas con COVID-19 en el país alcanza las 5.132.118. De ese total, 3.788 pacientes se encuentran en etapa activa, considerando un aislamiento de 5 días desde el inicio de síntomas o desde la toma del test, según criterio de fase de Apertura. Los casos recuperados son 5.044.980.
En cuanto a los decesos, de acuerdo con la información entregada por el Departamento de Estadística e Información de Salud (DEIS), en las últimas 24 horas se registraron 5 fallecidos por causas asociadas al COVID-19. El número total de fallecidos asciende a 63.919 en el país.
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